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ÉSTA ME LA SÉ III: Potestad, autoridad, autoritarismo.

Leer con voz de Gloria Fuertes:

La patria potestad es el “Conjunto de deberes y derechos que conforme a la ley tienen los padres sobre sus hijos menores no emancipados”. Está contemplada en el Código Civil y también obliga a los hijos a obedecer y respetar a los padres.

Los profesores también tienen potestad para “tomar decisiones rápidas, proporcionadas y eficaces, de acuerdo con las normas de convivencia del centro, que les permitan mantener un ambiente adecuado durante las clases”. Ley 2/2010, de Autoridad del Profesor. CAM.

Es decir, ambas figuras tenemos potestad legal sobre aspectos muy amplios de la vida de nuestros menores.

Otra cosa es la autoridad: la potestad se tiene, la autoridad se gana.

En su tercera acepción del diccionario de la RAE, la autoridad es el “Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia”. Si os parece, hablemos del reconocimiento de los menores hacia sus familias y profesores:

Los adultos somos modelos de comportamiento para los menores. Ellos observan nuestras acciones y actitudes para entender lo que se considera correcto. Pero también observan nuestras contradicciones. 

Por eso, un adulto autoritario o inconsistente puede ser visto como un modelo negativo: seguirá teniendo potestad, pero escasa autoridad. 

En cambio, un adulto respetuoso y empático disfrutará de ambas si las sabe administrar.

Sigamos con la autoridad: la autoridad de padres y profesores se basa en la credibilidad y en la honorabilidad. Es decir, solo podremos pensar que tenemos autoridad si resultamos creíbles y honorables a los ojos de nuestros menores. Si pensamos que los “porque lo digo yo”, “y punto”, las amenazas o las manipulaciones son autoridad, estaremos equivocados: es autoritarismo.

Por último, si optamos por un estilo de crianza/educación autoritario, debemos saber algunas cosillas:

  • Los menores expuestos a un estilo autoritario pueden desarrollar baja autoestima debido a la constante crítica y falta de reconocimiento positivo.
  • El miedo a cometer errores genera autopercepción negativa y sensación de incompetencia.
  • La falta de modelos de comunicación asertiva puede llevar a la sumisión o, en contraste, a comportamientos agresivos.
  • Existe un riesgo de replicar patrones autoritarios en sus propias relaciones.
  • La toma de decisiones autónoma se ve limitada, ya que suelen depender de la aprobación o directrices de figuras de autoridad.
  • El miedo al fracaso puede llevar a la evitación de desafíos o a la parálisis ante la toma de decisiones.
  • La incapacidad para autorregularse y evaluar consecuencias puede derivar en conductas impulsivas fuera del control adulto.
  • Etcétera.

La fina línea entre autoridad y autoritarismo a veces es tentadora, pero estaremos abriendo la puerta a éstas y otras consecuencias indeseadas.

Ya lo decía Dietrich von Hildebrand, filósofo y teólogo católico alemán: La obediencia basada en la confianza es la única dependencia legítima, la única que fundamenta una auténtica autoridad.

Concluyendo: Cada aula y cada familia son un micromundo único e irrepetible; si lo que has leído te ayuda en algo, gracias por compartirlo. Si consideras que no, olvídalo lo antes posible y gracias por leernos.

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